“EEUU entiende el deseo de Turquía de fortalecer su defensa antiaérea. Al mismo tiempo, nos preocupa la posible compra de los S-400 rusos. Lo declaramos abiertamente”, afirmó un oficial de EEUU citado por el diario Habertürk.
La entrega, según el entrevistado, “podría tener implicaciones negativas para la interoperabilidad dentro de la OTAN” y también, en el marco de la recién aprobada ley estadounidense, “podría conllevar sanciones para Turquía”.
Además, el oficial reiteró la disponibilidad de EEUU de “buscar una mejor alternativa para la defensa antiaérea”.
A su vez, los altos cargos de Turquía destacaron en varias ocasiones que Ankara, de hecho, pidió a sus aliados de la OTAN un sistema de este tipo, pero los miembros de la Alianza todavía no han presentado una oferta satisfactoria.
Así, mientras avanza la cuestión del contrato de compra de los S-400, queda el interrogante de si realmente Turquía se enfrentará a las sanciones.
“Cuando EEUU somete a la empresa proveedora de los S-400 a sanciones, surge la posibilidad que Turquía pueda verse afectada indirectamente. Pero no pueden sancionar directamente al país”, afirmó el vice primer ministro turco, Fikri Isil.
El tema surgió durante las negociaciones entre los cancilleres de Turquía y EEUU, celebradas a mediados de febrero.
Mientras el estadounidense Rex Tillerson subrayó que se pretende que las sanciones afecten a Rusia y no a los aliados de EEUU, el otomano Mevlut Cavusoglu reiteró la “necesidad urgente” del país de tener un sistema antiaéreo moderno, sobre todo cuando “los aliados del país no acaban de ofrecer una alternativa”, escribe Daily Sabah. El asunto se está estudiando por expertos de ambos lados.
Al firmar el acuerdo de 2.500 millones de dólares con Rusia en diciembre pasado, Turquía buscaba hacerse con cuatro divisiones de los sistemas S-400, considerados “los más avanzados sistemas de misiles antiaéreos de Rusia hasta hoy”, escribe el medio.
Será el primer país miembro de la OTAN que posea estos equipos y su tercer comprador extranjero después de China y la India. Además, Ankara apuesta por sacar adelante su propia industria de sistemas antiaéreos, ya que el contrato supone la fabricación de dos divisiones en el territorio turco.

Fuentesputniknews